Bajo tu protección no caeré, no me perderé, no sangraré. Igual que Nuestro Dios Salvador estuvo nueve meses protegido en el vientre de la Virgen María, así yo estaré protegido bajo tu manto, teniéndote delante de mí, armado con tu lanza y tú escudo. Amén.
Oh Dios, Padre Eterno, escucha en Tu misericordia nuestra oración que elevamos a Ti en medio del ruido ensordecedor y la desesperación del mundo. Nos dirigimos a Ti con gran esperanza, llenos de confianza en Tu infinita Misericordia.
“Santo Padre, te alabo y te bendigo por tu bondad y tu amor. Te pido en el Nombre de Jesús, tu amado Hijo, mi Señor y Salvador, que envíes tu Espíritu Santo sobre mí, con todos sus frutos y dones. Santifica mi cuerpo y mi alma con tu presencia.
Señor Dios fuerte, con temor y temblor, humildemente sufrimos ante tu santo nombre. Que, protegido y fortalecido por tu poder, nos enfrentemos con seguridad al espíritu maligno que creemos atormenta a esta criatura. Líbranos, Señor, de sus engaños y seducciones. Fortaléceles, Señor, para que puedan resistir sus ataques y que puedan encontrar consuelo en tu amor. Que tu luz, que es la verdad, los ilumine y los conduzca por el camino de la salud y la liberación. Te lo pedimos, Señor, en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén."